Han pasado 100 días desde que el mandatario fue suspendido de Twitter y algo más desde que se vio forzado a dejar la presidencia. La combinación de estos dos acontecimientos le han hundido en el fango de la insignificancia. Sin su altavoz y sin su maletín nuclear, el gran elefante republicano se ha quedado parado y perdido.
Sin embargo, cuando se confirmó la derrota del expresidente, todo auguraba lo contrario. Con campañas incendiarias como el #StopTheSteal (Frenar el robo) consiguió revolucionar a parte del electorado republicano, y todos sus mensajes tras la derrota iban en la dirección de “No vamos a ninguna parte”. Las consecuencias de esos últimos días persisten (el 70% de los votantes republicanos piensa que las elecciones fueron un fraude), pero su silencio mortuoso, junto con el cambio de tono radical del nuevo presidente Joe Biden, ha permitido pasar página a un país que había normalizado ese estado de alerta permanente.
Un artículo del NewYorkTimes refleja las diferentes reacciones en la era post-Trump. Algunos sienten que han recobrado la libertad: “La verdad es que dormí mejor con él fuera de Twitter”, dijo Mario Marval, director de programas de 35 años y veterano de las Fuerzas Areas que ahora vive en Cincinatti. “Me permitió reflexionar sobre lo absorbente en que se había convertido su presencia”.
Otros los explican en tono más poético: “Es cómo vivir en una ciudad asfixiada por la contaminación, y de repente un día te despiertas y el cielo es azul, los pájaros cantan y por puedes respirar plenamente y sin tóxicos”. Así habla Matt Leece, de 29 años, profesor de música en Pensilvania.
Pero no todo el mundo comparte estás reflexiones: “Echo de menos su voz fuerte y conservadora en Twitter”, dijo Kelly Cobes, de 39 años, gerente de negocios al sur de Wisconsin. “A otras personas se les ha permitido tener libertad de expresión y decir lo que piensan, y no se les ha prohibido”, se lamenta. En efecto, sus seguidores, que no son pocos, le echan de menos. “Necesitamos al presidente Trump de vuelta en Twitter”, escribía su esperpéntico abogado Rudy Giuliani en la red social. El post acumula más de 66.200 “me gusta” y 21.300 comentarios. Más que una afirmación, parece una súplica encubierta. Muchas personas habían estructurado su personalidad en torno al presidente y ahora se encuentran perdidos.
Joe Walsh, un ex-congresista republicano, dijo en un programa de radio que incluso los que odiaban al presidente sufren una especie de retraimiento, sus vidas están más vacías ahora que Trump ya no está para ostentar el papel de villano que recibe con obscenidad todas sus quejas. “Mucha gente echa de menos poder ir tras él y hablar de él todos los días”, dijo. “Somos seres tribales y queremos elegir nuestras tribus, y Trump hizo que esa línea divisoria fuera realmente fácil de trazar”. “¿Qué opina del plan de infraestructuras de Biden? Eso ya requiere de más matices, no es lo mismo”.
En todas estas columnas que circulan por internet sobre el silencio de Donald Trump, está implícita —aunque pocas veces explícita— la expectación por su vuelta. Nadie quiere despertar a la bestia pero, como dicen los americanos, todos especulan sobre su comeback. Sin embargo, quizás este regreso no sea tan espectacular como esperamos. George Conway, un abogado republicano y anti-Trump (sí, todavía quedan de esos), dice que el antiguo ocupante de la Casa Blanca “no se está conduciendo de manera lógica y disciplinada para llevar a cabo un plan”. “En su lugar, está tratando de gritar lo más fuerte que puede, pero no se da cuenta de que está en un sótano, y su voz acaba pareciendo un ratón chillando”.
Sin querer, en este artículo he representado a Trump como un elefante y como un ratón al mismo tiempo. Su forma de actuar refleja ambas personalidades. Trump es el elefante que arrampla con todo, pero no como fruto de la valentía o el coraje, sino como resultado del miedo de un ratón que huye despavorido de la realidad. Su verdad desaparece poco a poco, y él se ve obligado a gritar más y más para no escuchar y mantener la cordura.
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Daniel Alonso Viña
Publicado el 21 de abril de 2021